El antiguo tren bajaba de las minas de hierro de Arditurri al puerto de Pasaia, para descargar el mineral en los barcos gracias a un muelle metálico hoy desaparecido. De su trazado original, se ha recuperado como vía verde todo el recorrido campestre, en concreto, el tramo que va de las minas a la rotonda donde confluyen las carreteras GI 2132 y GI 3633. Para situarse hay que saber que este lugar es el mismo donde se encuentra la salida número 13 (Oiartzun) de la autopista A 8 en las inmediaciones del barrio de Arragua.         

Sin embargo, del trazado ferroviario de Arditurri no se ha recuperado su recorrido urbano. La propia evolución urbanística y varios túneles impracticables no han dado margen para su aprovechamiento como vía verde. No obstante, en sustitución de este tramo desahuciado, se ofrece como alternativa el bidegorri (carril bici) que parte del centro monumental de Lezo, sigue el río Oiartzun desde Errenteria y enlaza con el trazado original del antiguo ferrocarril. También existe otra opción para llegar a esta vía verde; desde Pasai Antxo enlazado éste a su vez mediante bidegorri con Donostia-San Sebastián.

Salida de Lezo y travesía por Errenteria

Junto a la portuaria bahía de Pasaia, preciado ejemplar de bahía natural en la costa vasca, y a los pies del monte Jaizkibel, el más alto de la costa cantábrica, se alza orgullosa Lezo, población que ha conservado primorosamente su casco histórico, un conjunto urbano de estrechas calles y casas blasonadas que gira en torno a la iglesia parroquial de San Juan Bautista, la basílica del Santo Cristo y la homónima plaza, epicentro social de esta villa y punto de partida de esta ruta (km 0). 

Desde la plaza del Santo Cristo o Gurutze Santuaren plaza, la calle Zubitxo baja entre  balconadas de madera, volados aleros y coloridas flores a un bidegorri que pintado de rojo, rodea el casco urbano por la travesía de la carretera G 2638 (avenida Jaizkibel), cambia de acera y sube a la rotonda bajo la que pasa la carretera N I.

En la rotonda, tras cruzar a nivel el desvío a Altamira y la incorporación a la GI 363 en dirección a Irún, el bidegorri baja en compañía de las vías del tren a la estación de Lezo-Errenteria. Frente a la estación de tren cambia de acera y, ya inmerso en las calles de Errenteria, desciende al lugar donde se aúnan la primitiva carretera N I (avenida de Navarra) y el encauzado río Oiartzun (km 1,1), cauce que corriente arriba en adelante guiará durante muchos kilómetros esta ruta. Así seguiremos el río a través del bullicioso casco urbano de Errenteria: primero flanqueados por las estrechas calles medievales de su casco histórico, declarado conjunto monumental; y después, por entre los jardines y arboledas que envuelven el sotobosque, una zona verde que ha desterrado al recuerdo las fábricas de la antaño conocida como “pequeña Manchester”.

En el km 2,7 el bidegorri dice adiós a Errenteria pasando sucesivamente bajo la avenida de Fanderia, la vía del tren y la autopista A 8, para cruzar el río Oiartzun por una pasarela metálica. En la otra orilla, la ruta bordea un polígono industrial sin despegarse del río y salva dignamente las carreteras GI 2132 y GI 3631 por sendos pasos subterráneos. 

El valle del río Oiartzun

A la salida del último paso inferior, la ruta desemboca en un nuevo bidegorri transversal igualmente asfaltado (km 3,4). Nos encontramos así ante dos opciones: a la izquierda, un ramal de apenas un kilómetro se alarga hasta el barrio y la estación de Arragua; a la derecha, la vía verde por fin hace suyo el trazado original del ferrocarril de Arditurri. Para resolver cualquier duda o satisfacer la curiosidad, en esta encrucijada existe un panel sobre la ruta, conocida por estos lares como Arditurriko bidegorria (o carril bici de Arditurri).

Por fin, sobre el trazado del viejo ferrocarril, la Vía Verde de Arditurri continúa cerca del río Oiartzun, cristalina y cantarina corriente jalonada por una densa arboleda de robles, fresnos, avellanos, plátanos, chopos, acacias y alisos. Un tupido verdor capaz incluso de ocultar las naves sitas en la otra orilla en el barrio de Ugaldetxo. 

A nuestra vista, sin embargo, un paisaje alomado de verde prados y bosquetes con dispersos caseríos. La viva e idílica imagen que uno espera encontrar de Euskadi más rural. 

En torno al km 4,3, la vía verde cruza a nivel la carretera de acceso a Elizalde, deja a la izquierda un parque sobre el que asoma el campanario de la iglesia de San Esteban de Lartaun y se divide en dos para introducirse por sendos túneles paralelos. He aquí la prueba fehaciente de que el ferrocarril minero de Arditurri en este tramo, caminaba parejo al también desaparecido ferrocarril minero-maderero de Artikutza. Por eso cada uno poseía su propio túnel. Este hecho ha resultado de lo más práctico para separar el uso ciclista del peatonal evitando conflictos de uso en estas estrechas galerías.

El arboreto

La vía emerge en la Txara de Mendibil, robledal y fresneda donde antaño se trabajaba la madera directamente. En definitiva, un panorama abierto donde lo más llamativo son las hileras de árboles que perfilan el carril asfaltado. Este arboreto resulta ser una sombreada enciclopedia natural al aire libre. 125 especies de plantas que van desde el árbol más primitivo, el tulipero de Virginia, pasando por magnolias, laureles y plátanos, hasta llegar al acebo azul, el vegetal más evolucionado.

A la mitad del paseo arbóreo, la vía verde cruza a nivel la carretera que baja a Iturriotz (km 5,4), barrio en el que destacan las casas torre de Iturriotz y Makutso; y casi al final del paseo botánico (km 5,6), una agradable área de descaso con servicios, fuente y bancos, de donde parte el acceso a Elizalde. La subida a esta población, el principal núcleo urbano del municipio de Oiartzun implica un duro esfuerzo, pero un paseo por su casco antiguo y su nutrido conjunto monumental añadirá mucho encanto a la visita. 

De vuelta a la vía verde, el arboreto concluye en el cruce a nivel de la carretera Elizalde-Altzibar (km 6) Aquí tenemos la posibilidad de realizar otro paréntesis para acercarnos a Altzibar, un recoleto barrio donde antaño el río Oiartzun daba vida a molino de Ugarte.

Camino a Ergoien y al Parque Natural Aiako Harria

La vía avanza entre verdes prados hasta la confluencia de la carretera a Altzibar y la carretera GI 3420 (km 7). Aquí se levantan, estratégicamente, concurridos restaurantes, dignos embajadores de la gastronomía vasca donde disfrutar reponiendo las energías consumidas. Con precaución, la ruta atraviesa a nivel ambas carreteras y, acompañada por un panorama de pastos y dispersos caseríos, prosigue emparejada a la carretera GI 3420 hasta Ergoien (km 8). En esta barriada de Oiartzun podremos visitar Soinuenea-Centro de Música Popular y el centro de interpretación Geológica Luberri.

Superado Ergoien, el paisaje cambia de forma radical. Atrás dejamos todo rastro de urbanidad y los abiertos prados para sumergirnos en la exuberante naturaleza del Parque Natural Aiko Harria (peñas de Aia). La vía se abre paso, inmersa en una angosta garganta comprimida por empinadas laderas montañosas. Aterrazada a cierta altura cual balcón sobre el río que aquí queda oculto por una verde maraña vegetal. El trazado aumenta bastante su pendiente y culebrea al son de unas laderas cubiertas copiosamente por brezos, plátanos, castaños, alisos, avellanos y acacias, naturaleza en estado puro que otorga a este tramo una gran plasticidad. Las fotos están aseguradas en este húmedo y verde marco.

La garganta del río Arditurri

Entorno al km 9,3 la vía se encuentra con un nuevo túnel, el primero de una larga serie, abandona la compañía del río Oiartzun por la del Arditurri, corriente que discurre por una garganta incluso más apretada y salvaje que la anterior. Un entorno tan hermoso y hostil que la vía debe seguir serpenteando para ajustarse a la difícil orografía y cuando la situación lo requiere, excavar largas trincheras que han quedado forradas de musgo. Hasta cuatro túneles más de diferentes longitudes son precisos para atravesar las aristas montañosas más escabrosas. Galerías que reportaran unas sensaciones frías y cavernosas, especialmente el penúltimo de ellos, muy largo y en curva.

Con unas magníficas vistas de las verticales paredes graníticas que, al frente, exhiben las peñas de Aia o Aiako Harria, la vía verde llega definitivamente al complejo minero de Arditurri, donde concluye (km 11), broche de oro de esta perfecta excursión. 

El antiguo edificio del laboratorio de las minas se ha rehabilitado como centro de interpretación del Parque Natural de Aiako Harria y de las minas de Arditurri. En él se da a conocer la riqueza patrimonial, cultural y natural del Parque. La guinda la pone la inmersión al corazón de las minas romanas de Arditurri. La visita guiada comienza en la galería 20 o mina Grande, dónde nos tendremos que poner un casco minero, será divertido. El visitante descubrirá la morfología de la mina de la que se extrajo plata y sus grandes dimensiones y, a cada paso, las luces le irán desvelando los secretos que guarda la oscuridad: antiguos cargaderos de material, pozos, vetas de minerales o un impresionante paisaje de lagos. ¡Imprescindible visita! Existe otro tipo de visita llamada "la mina a fondo", en la que se puede acceder a otra galería de nivel inferior. Cabe decir, que en contra de lo esperado esta visita a la mina es completamente accesible.