Vía Verde de Atxuri
Descripción de la ruta
La Vía Verde de Atxuri acondicionada por la Diputación Foral de Bizkaia arranca en la histórica villa y anteiglesia de Mungia. Más concretamente en la parte baja del parque urbano de Uriguen, junto al área recreativa, los juegos infantiles y el aparcamiento habilitados en su costado occidental. Esta zona verde, asentada sobre una colina, está sombreada por árboles de gran antigüedad, tanto exóticos como autóctonos. A tal efecto, diferentes placas identifican algunos ejemplares y nos ponen al corriente de su especie, confeccionando un singular arboreto. Para goce de los sentidos, sobre el césped se dibujan paseos que invitan a encumbrar el parque y alcanzar el caserío de Landetxo Goikoa (siglo XVI), considerado el más antiguo de Bizkaia. Aunque la paz que exhalan los jardines de Uriguen se rompe, y de qué manera, una vez al año. Pero bienvenida sea la algarabía que, con motivo de las fiestas patronales, provoca el concurso de sukalki (guiso de carne con patatas) en las campas del parque. Si el viajero se deja caer por Mungia ese día, enhorabuena!.
Partiendo de Mungia
Siguiendo las indicaciones del ibilbidea (itinerario), desde la calle Telmo Zarra Etxetaldea y con el área de juegos a la espalda, la vía verde comienza su andadura entre las postrimerías urbanas de Mungia y verdes prados. Tras atravesar el río Atxuri y pasar bajo la autovía Derio-Mungia (BI-631), la ruta se encara ante una larga recta dibujada ente el talud de la autovía y el cauce del río con su estela de fresnos, robles, álamos, avellanos, arces, alisos y sauces. Estos árboles colorean el otoño y esparcen sus hojas sobre los tres carriles pintados sobre el asfalto. La del Atxuri es una de tantas pequeñas corrientes que surcan estas tierras antes de entregarse al Butrón, río con mayúsculas que vertebra la comarca de Mungia. Aunque de pequeño caudal, esos pequeños arroyos aportaron humedad a las ricas huertas y extensos pastos. Además tuvieron sobrada fuerza como para mover las ruedas de los molinos y el mazo de las ferrerías. Así lo prueban la bonanza de un campesinado que cargaba el tren hasta arriba de leche, terneros, hortalizas y otras mercancías que abastecían el mercado capitalino.
En el kilómetro 0,6 dejamos a un lado el barrio de Atxuri, antaño dedicado en exclusiva a la ganadería y la agricultura. Un puente sobre el río y su prolongación, un pequeño paseo hormigonado, permiten desviarse momentáneamente hacia este barrio.
De nuevo sobre el trazado ferroviario, poco antes del kilómetro 1 dejamos a un lado el desvío de tierra que conduce al molino de Atxuri (Atxuriko errota). Mungia llego a contar con más de veinte molinos, liderando la producción de harina por estos lares. De esa veintena aún siguen en funcionamiento cuatro, entre los que por desgracia no se encuentra el de Atxuri.
La vía verde pasa bajo la autovía y, sin despegarse del río, describe una amplia y corta curva ferroviaria para encarar nuevamente otra larga recta. Aunque igual de llana, esta segunda recta resulta aún más apacible, pues se aleja del soniquete de los vehículos que circulan por la autovía y atraviesa las praderas que colman, en el seno del pequeño valle del Atxuri, la vega derecha del río. La vega aparece perfilada por suaves alomados con prados y bosquetes de pinos, robles y eucaliptos. Este tramo es tan agradable y llano que ha calado hondo en el gusto de unos mungiarras que, casi en tropel, lo disfrutan casi a diario, llueva o haga sol.
Apeadero de Zabalondo
La vía se tuerce a la izquierda y llega al antiguo apeadero de Zabalondo (km 2), en cuya casilla aún habitan los descendientes del aquel antiguo encargado que, al paso del tren, bajara y subiera las barreras en el paso a nivel de la carretera comarcal a Laukariz. Tras cruzar con cuidado, al otro lado de la carretera el carril asfaltado se enfrasca en la rampa más acentuada de toda la ruta, alejándose definitivamente del río Atxuri. En dicha cuesta debieron emplearse a fondo unas locomotoras que, alimentadas de carbón hasta 1952, recorrían 12 kilómetros en 50 minutos.
La acentuada rampa da paso al giro cerrado en torno al polígono industrial de Zabalondo. Las naves industriales cercenan las vistas al valle y toda nuestra atención se explaya por los prados y ondulaciones de la izquierda. En el rodeo a Zabalondo cruzaremos a nivel la carretera que sube al embalse de Olena (km 2,7), cuyas quietas aguas rodea un bonito camino rural.
El último tramo es diferente, la guinda del pastel. La vía se acomoda en una ladera montañosa cubierta de arbolado y adquiere la apariencia de un elevado balcón sobre el amplio valle del río Butrón. En tan privilegiada posición regala panorámicas de verde pastos, caseríos y suaves ondulaciones montañosas. La ruta concluye en una campa sobre la autovía en una amplia campa, a los pies del monte Artebakarra.