Camino Natural Vía Verde FC. Santander - Mediterráneo (Burgos - Túnel de La Engaña)
Historia del Ferrocarril
Este ferrocarril es ejemplo de una magna frustración. El Ferrocarril Santander-Mediterráneo fue un tardío proyecto (su concesión data del año 1924), la última gran línea acometida por capital privado en España, cuando ya por esas fechas se estaban construyendo, por parte del Estado, varios cientos de kilómetros de las líneas del Plan Guadalhorce.
A buen ritmo fueron inaugurándose los tramos de una kilométrica línea que arrancaba en la aragonesa Calatayud y pensaba arribar al puerto de Santander, pasando por Burgos y Soria. Su longitud prevista eran 415 km pero, finalmente, sólo se pudieron construirse los 365 que concluían en la estación burgalesa de Dosante.
El haber acabado en el remoto paraje burgalés de Cidad, se debió al reto, no superado, que se abría hacia el Norte: calar el largo túnel que permitiría pasar bajo la divisoria cantábrica. Con 7 km previstos, el Túnel de La Engaña era la más larga obra ferroviaria subterránea jamás concebida en España. Por otro lado, a la salida del túnel quedaba el nada despreciable reto de hacer bajar la vía desde los 750 m de altura de Yera hasta los 0 m del puerto de Santander, por un territorio quebrado sumamente hostil a la ingeniería y en una distancia inferior a los 40 km a vuelo de pájaro.
Ante todo esto, los inversores de aquella compañía férrea optaron por poner un fin “provisional” a sus vías en la estación de Dosante-Cidad, en paralelo a la estación del Ferrocarril de La Robla, de vía estrecha, creando un punto de transbordo. Durante la II República el Estado asumió la continuación de las obras. Ya integrada la línea en Renfe en 1941, el Estado prosiguió otros 17 años en la construcción de la parte más dura, el túnel, obra que se remató con la ayuda de cientos de obreros, una parte de los cuales fueron prisioneros de guerra republicanos.
Pero, a pesar de rematar la complejísima y titánica obra subterránea, en 1959 se paralizaron las obras definitivamente, cuando sólo faltaba por construir el tramo de descenso hacia Santander. El famoso informe del Banco Mundial condenó al olvido finalmente a esta inconclusa obra, junto con otras similares en el resto de España.
El resto del ferrocarril siguió su funcionamiento bajo la custodia de Renfe, sufriendo solo la pérdida del tramo de Pedrosa a Cidad a finales de los 70. En todo caso, poco después, y junto a otros cientos de kilómetros, el 1 de enero de 1985 fue cerrado en su integridad, siendo la línea más grande de las cerradas en toda España de una sola vez.