Vía Verde del Trenillo de la Calzá
Historia del Ferrocarril
Ya el nombre de “trenillo” nos da pistas sobre un ferrocarril de vía estrecha. Pero, en este caso, además, especialmente estrecha. Nuestra vía verde recupera un tramo del ferrocarril que unía Valdepeñas con Puertollano. Una vía no estrecha, sino estrechísima. La distancia entre la cara interna de sus carriles eran 75 cm, por debajo de la normal vía de ancho métrico del resto de España. En este peculiar ancho solo hubo otra línea en Girona. Promovida por pequeños empresarios, la línea se abrió en un primer tramo, de Valdepeñas hasta La Calzada de Calatrava, en diciembre de 1893. De esa primera estación término tomó el nombre popular del “Trenillo de la Calzá”: trenillo por su pequeñez frente a los grandes trenes de ancho ibérico vecinos en la estación de MZA de Valdepeñas; y de la “Calzá” por su término en Calzada de Calatrava. Pero 10 años más tarde Calzada dejó de ser estación término, y a esos 42 km iniciales de ruta se sumaron otros 33 km más (en los que se inscribe nuestra vía verde), por los que llegaban los trenes hasta la estación de Puertollano. Bueno, las estaciones, porque en esta minera localidad coincidían los grandes trenes de MZA que unían Ciudad Real con Badajoz, y no menos grandes, de ancho métrico, que unían Almodóvar del Campo con Fuente del Arco, en Badajoz (el ferrocarril de vía estrecha más largo de España).
Así, desde aquel remoto 1903, en la minera ciudad de Puertollano coincidían trenes de tres anchos de vía. El más modesto, el de la Calzá, un tren casi de juguete que descarrilaba cada poco, y que volvían a encarrilar los mismos viajeros. La idea de llegar a Puertollano era captar carbones de la cuenda minera para llevarlos a Valdepeñas, pero MZA torpedeó ese negocio, y a duras penas la línea sobrevivió con tráficos locales, entre ellos el basalto de los antiguos volcanes del Campo de Calatrava que se diseminaban en torno a nuestra línea. Los promotores quisieron ampliar la línea desde Valdepeñas hasta Villanueva de los Infantes, pero la calamitosa contabilidad lo impidió y, finalmente, en 1932 fue rescatada por el Estado a través de la empresa EFE. Tras la Guerra Civil, EFE se planteó ensanchar carriles hasta el ancho métrico, y conectarla con la línea de Fuente del Arco, pero aquello no llegó a hacerse, y la línea continuó degradándose, de tal manera que en 1963 el gobierno decidió cerrarla definitivamente y desmantelar todas sus instalaciones.