Vía Verde del Urola
Historia del Ferrocarril
Las provincias vascas acogieron en su quebrado paisaje a una de las más densas redes de ferrocarriles de vía estrecha de España. La dura topografía fue la que, en buena medida, propició el crecimiento de una red que se pegaba al terreno y se acercaba a pueblos, minas y fábricas, animando el desarrollo económico de estas tierras desde el último tercio del siglo XIX. Buena parte de esa red, gestionada hoy por ETS o Adif, sigue prestando un eficaz servicio a los vascos, pero otra buena parte no sobrevivió a la competencia de la carretera y feneció.
Uno de los caídos fue el ferrocarril del Urola. Construido por la Diputación de Gipuzkoa, sus 36 km de vías se apoyaban en el cauce de este río, el Urola, casi desde su nacimiento aguas arriba de Zumárraga, hasta su desembocadura en la cantábrica villa de Zumaia, comunicando el interior con la costa de manera directa. Fue puesto en servicio en 1926 y desde siempre se vio clara su vocación como tren de viajeros. Pero lo que también pareció evidente desde el principio fue su baja rentabilidad, ya que salvo la isla industrial de Azpeitia, el resto del trazado apenas generaba cargas para los trenes. El ferrocarril aguantaba a duras penas, no invirtiéndose nada en su mantenimiento, de tal manera que llegó a mediados de la década de 1980 convertido en un auténtico museo vivo del ferrocarril, con un material móvil en estado terminal, apenas sin viajeros, y con unos gastos que superaban en ocho veces a sus ingresos.
El Gobierno Vasco se planteó recuperarlo, cerrándolo para iniciar trabajos de modernización integral, pero lo cierto es que éstos se detuvieron al poco de iniciarse y se decretó su cierre en enero de 1988. Ya en pleno siglo XXI se han estudiado proyectos de reapertura para el tramo Azpeitia-Zumaia en clave más tranviaria y como ramal industrial, pero ninguno ha terminado arrancando debido a las sucesivas crisis. Sí que se mantiene el tramo de 5 km de Azpeitia a Lasao, como un ferrocarril histórico con trenes de vapor que tienen como cabecera lo que eran las instalaciones centrales de la línea, la estación y talleres de Azpeitia, que son desde hace más de un cuarto de siglo la sede del Museo Vasco del Ferrocarril.
Un paseo a vapor por el ferrocarril del Urola
Cuantas veces no habremos visto en las pantallas las viejas locomotoras de vapor. Y, aun así, cuán difícil es que la imaginación se ajuste a las proporciones de tan colosal y compacto amasijo de hierros. La solución a estos deseos de rememorar tiempos pasados la tiene el Museo Vasco del Ferrocarril de Euskotren, Sociedad Pública del Gobierno Vasco. Aquí no sólo se puede ver, también se puede tocar y… viajar como lo hicieran nuestros abuelos. Porque con la caldera bullendo y los fogoneros en ristre, el antiguo Ferrocarril del Urola recorre los cinco kilómetros que separan el museo de la localidad de Lasao, todos los fines de semana entre los meses de abril y noviembre.
A la cabeza de este tren se sitúa la locomotora Aurrera, construida en Inglaterra en 1898, y a la cola, los coches de madera C-2 y C-4 construidos en 1925. Aunque, ocasionalmente, el museo sustituye la Aurrera por la Zugastieta de 1888, la Portugal de 1913 o la Euskadi de 1920. También además del vapor, circulan otros trenes diesel por la vía y todo el material del museo es capaz todavía de circular.
Este viaje en tren es sin duda el mejor complemento al paseo por la vía verde y la visita al Museo Vasco del Ferrocarril, ubicado en la antigua estación de Azpeitia. Un recorrido donde conocer una historia que comienza con los trenes de vapor, vitales para la revolución industrial en Euskadi, y que culmina con las modernas unidades del Metro de Bilbao. En el museo veremos el antiguo taller mecánico del Ferrocarril del Urola, una colección de relojería ferroviaria, muestras de uniformes y la antigua central de transformación eléctrica, además de locomotoras de vapor, tranvías, trolebuses, automotores y vagones de todas las clases. No te lo pierdas. museoa.euskotren.eus