Camino Natural Vía Verde del Pas
Description de l'itinéraire
El itinerario consta de dos tramos diferenciados. En sus extremos (entre Alceda-Ontaneda y San Vicente de Toranzo y entre Astillero y Obregón) la vía verde está perfectamente acondicionada. Entre ambos se disponen otros tramos acondicionados, aunque sin señalización específica. Estos se sitúan en torno al Puente Viesgo, Sarón y La Penilla. Junto a ellos coexiste un tramo de vía verde que está aún en ejecución en el momento de la publicación de esta guía (2021) obligando a circular por el arcén de una carretera autonómica y por travesía urbana (entre el municipio de Penagos y la población de Sarón).
El circuito de Ontaneda
El primer tramo arranca en la villa de Ontaneda, al pie del puerto de El Escudo. Recomendamos el inicio en este lugar, ya que de esta forma se podrá aprovechar la suave pendiente de descenso que, en 34 km, llevará al viajero desde los 178 m de Ontaneda hasta el nivel del mar. Ubicados en esta localidad, buscaremos la antigua estación, convertida hoy en oficina de turismo. La vía está integrada en el viario urbano de esta zona. Un leve cambio en la coloración del asfalto de junto a algunas señales propias de la ruta nos indican el paso de la vía verde.
Nos dirigiremos hacia el norte y tras una corta travesía urbana llegaremos en menos de un kilómetro a las calles de San Vicente de Toranzo. En el km 2, nos topamos con una industria maderera que la vía esquiva acercándose al cauce del Pas por el cementerio. En este punto, el Circuito de Ontaneda, un itinerario circular que aprovecha parte de la vía permitiría regresar remontando el Pas, hasta Ontaneda, concretamente junto al a la finca de Alceda, asiento de un balneario. Tras bordear el recinto termal, se llega de nuevo a la estación de Ontaneda.
Del puente de hierro a los Franciscanos de Soto
Pero nuestra propuesta no retorna a Ontaneda, sino que sigue por la original traza del ferrocarril hacia Santander. Nos encontramos con el primer puente de hierro que salva el Pas. Este entramado de hierros servirá para situarse en la orilla opuesta y para llevarnos alguna pintoresca foto del lugar.
Continúa el tramo asfaltado hasta llegar a la casilla y apeadero de San Martín. Tras éste nos internaremos en una zona que nos deja alguno de los parajes más bellos del recorrido camino de Santiurde (km 6), la capital del municipio. Pasado el pueblo, a la derecha de la vía sorprenderá ver una impresionante arquería pétrea. Ésta corresponde a un acueducto de una vieja (y abandonada) conducción de aguas que salvaba de esta elegante forma los desniveles del terreno.
El camino continúa en paralelo a la carretera. Este tramo tendrá como horizonte la torre renacentista del convento de los Franciscanos de Soto que, a modo de atalaya, vigila las tierras del Pas. En Soto tendremos que superar - pedimos un poco de paciencia– un par de cortes en la vía. El primero nos servirá para visitar las calles de este tranquilo pueblo. Su estación, situada en el km 9, aún se yergue al pie de la torre. Tras la estación encontramos el segundo corte, por lo que hay que remontarse a la derecha para tomar, en unos 300 m, la carretera de La Penilla. ¡Mucho cuidado! Por este vial pasaremos frente a la iglesia y a continuación, un paso inferior que aporta continuidad y seguridad.
Fuente de salud en Puente Viesgo
Tras La Penilla nos acercaremos a un tramo en el que una cantera ha cercenado parte de la montaña, ensuciando levemente el paisaje. Superado el corte podremos observar las aguas del Pas a pocos metros, saltando bravas en algunos pequeños diques. En esta misma zona merece la pena pararse a contemplar un viejo lavadero situado a la orilla de la vía que, aunque ya perdió su función original, mantiene el encanto del pasado reciente del mundo rural. Aquí se ha acondicionado además un área para que los más pequeños puedan jugar y los mayores descansar, con el sonido del río de fondo.
Llegamos a la estación de Puente Viesgo (km 12), la de mejor prestancia de esta vía. Hoy día alberga la oficina municipal de turismo y el centro de visitantes de la Red Natura 2000. La estación aún conserva de forma impecable su edificio de viajeros, con una señera marquesina e incluso su reloj de andén. La cercanía de una residencia de mayores y el famoso balneario de Puente Viesgo a esta estación hará que de éste un tramo muy concurrido.
Antes de continuar no podremos evitar detenernos ante “La Reyerta”, la elegante locomotora de vapor de vía estrecha. Esta máquina modelo 030-T, fue construida en Múnich en el año 1912. Y estuvo operativa hasta los años 70 del pasado siglo. Será fácil jugar a ser fogonero por un día y soñar con aquellos trenes de antaño. Puente Viesgo despide al visitante junto a su coqueta iglesia neo-románica erigida en el siglo XX.
Por el valle del Pisueña hacia Obregón
La vía nos lleva hasta el cauce del Pisueña, que cruzaremos por un puente de hormigón. Al otro lado del río llegamos a Pomaluengo (km 17) y a la N 634, carretera que será compañera de viaje hasta Sarón. Deberemos cruzar esta concurrida carretera con mucha precaución y, al otro lado, tras las casas del pueblo, se nos presenta de nuevo la vía. Por ella se transita plácidamente al margen de los coches que rugen en la vecina carretera.
En este tramo urbano deberemos prestar atención a un blanco edificio situado a la derecha de la vía. Se trata de la estación de Pomaluengo, hoy convertida en la Asociación Cultural de Mayores de Castañeda.
Poco después, tras una larga recta la vía verde transcurre paralela a la carretera hasta cruzarla. Continuamos sobre la pista de tierra en un rectilíneo trazado orlado de árboles hasta el pueblo siguiente, La Penilla (no es un error: se repite de nuevo este topónimo), donde la presencia de un paseo arbolado nos anuncia el tránsito por el solar donde antaño se ubicaba la estación del pueblo.
Dejaremos La Penilla por una zona verde que paulatinamente se estrecha entre la carretera y el remansado río Pisueña. La vía verde se abre paso en otro tramo muy placentero hasta La Encina por una senda arbolada que pasa junto al antiguo molino Torrentero o de La Campanilla y que nos conduce hasta Sarón (km 23).
Este lugar supone, por ahora, el fin de la ruta. El paso del valle del Pisueña hacia el norte hay que hacerlo por una carretera, siguiendo las indicaciones que conducen hacia Obregón, Santander o Cabárceno. A la derecha de esta carretera se irán viendo los restos del ferrocarril de Ontaneda. Es un tramo en el que se recomienda especial prudencia dada la obligada circulación por carretera.
Una vía verde hacia la bahía de Santander
Si se decide continuar desde Sarón hay que saber que dejamos la poco atractiva carretera en el primer desvío por la CA 405 hacia Sobarzo y Penagos, para a los 200 m tomar un camino de tierra a la izquierda en el que existe una señal de prohibición a vehículos a motor. Siguiéndolo conectamos con la vía verde que aparece asfaltada, dirigiéndose a la población de Obregón (km 26). Cruzaremos esta localidad para volver a salir a la carretera que subía desde Sarón hasta que la dejamos definitivamente para desviarnos por el acceso al parque de Cabárceno. En el aparcamiento exterior del parque, junto a la casilla de información, se inicia un nuevo tramo de 6,3 km de descenso hacia el mar por una pista reservada para ciclistas y paseantes, con fuentes, áreas de descanso y todos los elementos que caracterizan a las Vías Verdes mientras descendemos entre tierras boscosas y de labor que alternan con prados donde pacen mansamente las vacas en las laderas de la peña Cabarga. Al principio de este relajado paseo usaremos el camino de otro ferrocarril, éste de tipo minero y de ancho de vía menor, que accedía a la zona minera de Cabárceno.
En este recorrido se pasará junto a la recuperada estación de La Concha (km 29) para llegar finalmente a la ría de Solía, en la bahía de Santander. Este paraje natural es atravesado por el viejo puente metálico del ferrocarril, tras el que la vía enfila hacia las casas de Astillero (km 34), fin de este singular recorrido. En esta localidad, los trenes de Feve, ahora integrados en la “marca” Renfe pueden ahorrarnos el difícil acceso hasta la deliciosa capital cántabra, evocando así, viajando en tren, a los que un día venían desde el valle del Pas. Se recomienda visitar el cargadero de Orconera, declarado Bien de Interés Local.