Camino Natural Vía Verde de la Sierra
Histoire du chemin de fer
El Ferrocarril de la Sierra, que discurriría entre Jerez de la Frontera y Almargen, fue un proyecto con el que soñaron, a principios del siglo XX, generaciones de gaditanos y sevillanos que moraban en las tierras aledañas al Guadalete y las más altas de Olvera. Los militares también deseaban la construcción de un ferrocarril que enlazara sus bases de Cartagena y Cádiz. Con todas las bendiciones, las obras se iniciaron con celeridad bajo la batuta de un paisano de la tierra, el General Primo de Rivera, jerezano a la sazón.
La guerra civil supuso un fuerte parón a las obras. Superada la contienda, la dura posguerra no fue el mejor marco para retomar esta difícil construcción. Así llegamos a mediados de los sesenta del pasado siglo, cuando un informe del Banco Mundial determinó el definitivo abandono de las obras, estando concluidas las estaciones, viaductos y túneles, a falta del tendido de vías.
De este vasto proyecto, de 119 km sólo llegó a funcionar el tramo de 21 km que iba de Jerez a la azucarera de Jédula, y solo para el transporte de remolacha y de azúcar. Se tendieron las vías hasta Arcos de la Frontera, pero por ellas no llegaron a pasar más que los trenes de prueba. Incluso una familia de ferroviarios residió en los edificios de la estación, como esperando durante décadas la llegada de un tren que nunca pasó. Otra de las paradojas de esta línea fue que su trazado quedó afectado por la zona inundable del Embalse de Bornos, inaugurado en 1961. Esto hizo que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir se viera forzada a construir un nuevo trazado a una cota más alta, fuera de la parte afectada por las aguas, un trazado con gran túnel de 2 km de longitud que, obviamente, tampoco entró en servicio.