Vía Verde de El Ronquillo
Descripción de la ruta
La Vía Verde de El Ronquillo transcurre, entre los kilómetros 49 y 58 de aquel ferrocarril Minas de Cala, puntos donde se encuentran las dos estaciones que se dispusieron en este municipio. La primera de ellas, completamente restaurada y habilitada como hotel-restaurante ofrece una estampa fiel del pasado; los pocos restos de la segunda, nos dan la oportunidad de evocar con la imaginación el paisaje de otro tiempo. Entre las dos, nueve kilómetros de un plácido paseo para disfrutar…
Para llegar a la vía verde abandonaremos la N-630 en el km 775. La entrada está poco visible por lo que será necesario estar atento. El acceso cuenta con una barrera inicial que está abierta todos los días (excepto lunes y martes) de 10:00 a 18:00 horas. Los fines de semana el cierre se produce más tarde. Si el visitante se encuentra la barrera inicial cerrada puede dejar el vehículo en la explanada de arena anterior y desde allí iniciar su recorrido.
¡Pasajeros al tren!
Una antigua estación de ferrocarril, cuidadosamente rehabilitada nos da la bienvenida, ofreciéndonos servicio de restaurante, alojamiento y alquiler de bicicletas. En los aparcamientos de este lugar podremos dejar el vehículo e iniciar el paseo.
Por delante tenemos un paisaje que alterna vistas abiertas y otras más cerradas con constantes balconadas que se asoman al Embalse de la Minilla, donde el agua se tiñe de rubio con la complicidad del sol, las montañas que se imantan para contener el pantano entre sus palmas, los islotes que toman aire desde las profundidades y los árboles que callan para contemplar el paisaje desde las alturas. Transitaremos por un monte mediterráneo de encinas, dehesa en su mayor parte. La vegetación que más abunda es la retama. A medida que avancemos nos saldrán al paso nuevas especies, como el alcornoque o el acebuche, pariente cercano del olivo.
Pasado el km 1 encontramos la primera de las cuatro áreas de descanso. A continuación, tras el km 2 (y en el km 4), pasamos sendas cancelas que debemos dejar cerradas para que no escape el ganado; ésta es zona ganadera y será frecuente ver cerdos, vacas o caballos bebiendo en la orilla del embalse o paciendo en las fincas.
De Embalse de la Minilla a Rivera de Huelva
El embalse de la Minilla está encajonado entre dos sistemas montañosos con mucha pendiente por lo que no llega a perder el trazado lineal del principal río que lo alimenta, el Rivera de Huelva. A medida que avanzamos en nuestro recorrido, dejando atrás la presa, podemos observar que la lámina de agua se va estrechando hasta un punto en que es difícil determinar si seguimos teniendo ante nosotros el vaso del embalse o ya el curso del río. Las aves que se escuchan en el camino son los pinzones, rabilargos, currucas o a las diferentes especies de águilas que sobrevuelan la vía verde.
Alrededor del km 6 encontramos otras dos áreas recreativas (km 5,9 y 6,1) antes de llegar al cruce con la carretera C-421 de Cantarranas (km 6,3) que procede directamente de El Ronquillo (a 4 km de aquí). Se trata de una carretera muy sinuosa y sin arcén, sólo recomendada para ciclistas habituados. Este lugar es el segundo acceso a la vía verde dotado de aparcamientos y de las áreas recreativas citadas, donde se concentran pescadores y visitantes.
Pasado el km 7 tendremos como referencia Casas del Palmareto, unas explotaciones ganaderas que dan paso a un reducido núcleo de población. En este tramo el paisaje es más abierto, de menor relieve y con menos árboles y sombra. Poco antes del km 9 una nueva cancela controla los animales; y como siempre, la dejaremos cerrada.
Última parada, estación de Empalme
Nos aproximamos a la estación de El Ronquillo-Empalme, final de nuestro trayecto. Antes un área recreativa bien dotada. Hay que recordar que el uso de las barbacoas está prohibido en los meses de verano para evitar riesgos de incendio. En los últimos metros podemos ver varias huellas de las instalaciones ferroviarias antiguas: restos de plataformas y edificaciones alrededor de la estación. Un broche de oro acabar en esta estacion cuyo edificio principal ha sido rehabilitado con esmero y acoge un alojamiento rural, restaurante y punto de alquiler de bicicletas.
Aquéllos con curiosidad, empeño y cierta dosis de aventura tienen la posibilidad de continuar la antigua vía férrea hacia las minas de Cala, perfectamente marcado, aunque sin acondicionar. Es recomendable avanzar unos 300 m desde el final de la Vía Verde y donde es perfectamente reconocible el desvío de la vía hacia el ramal del Castillo de las Guardas, pero esa ya será otra historia, y esperemos que una nueva y futura vía verde.