Cookie Consent by Free Privacy Policy Generator Camino Natural Vía Verde de Lucainena de las Torres

Camino Natural Vía Verde de Lucainena de las Torres

Historia del Ferrocarril

Vía Verde de Lucainena de las Torres - Historia del FerrocarrilLa historia de cualquier ferrocarril minero es harto sencilla y repetitiva. El de Lucainena es acorde a este modelo repetido hasta la saciedad. Es la historia de una mina, situada a una distancia respetable de un ferrocarril o de un cargadero marítimo y, para hacer rentable el negocio, el empresario minero se ve obligado a construir una línea férrea que ponga sus minerales en un punto de consumo o de transporte a larga distancia. Un buen día la mina se agota o se torna más costosa la extracción de minerales que el valor de su venta en mercado. Entonces la mina se cierra y, lógicamente, el ferrocarril que la servía. Ahora vamos a concretar este modelo en este caso almeriense. Año 1893, la sierra Alhamilla, situada al noreste de la capital provincial, era asiento de varias explotaciones mineras férricas. En 1893 la Compañía Minera Sierra Alhamilla comienza a explotar unos criaderos situados sobre el casco urbano de la localidad de Lucainena de las Torres. A pesar de que en un primer momento se había contemplado enlazar con el ferrocarril minero que bajaba desde Baños hasta Almería, la ruptura de acuerdos con el propietario de aquellas minas hizo que la CMSA abordara la construcción de su propio ferrocarril. Éste se tendería desde la base de las minas hasta un la cala de Agua Amarga, a 36 km. En este se planteó construir un cargadero en una zona acantilada y de pendientes escarpadas, lo cual exigiría un complejo y espectacular diseño de planos inclinados, depósitos de mineral y la propia estructura metálica del cargadero.

Entre los dueños de esta mina estaba Ramón de la Sota, magnate vasco con vasta experiencia minera en Cantabria y Vizcaya. Las obras se concluyen en apenas dos años, y desde 1896 el ferrocarril y las minas se explotaron con una estrategia perfecta, dando unos rendimientos excelentes. Esta bonanza acaba con el final de la Primera Guerra Mundial. La crisis siderúrgica europea arrastró en su caída algunas explotaciones mineras, entre ellas ésta almeriense. La vida de minas y ferrocarril se mantuvo de manera lánguida hasta la guerra civil. Tras la contienda, el ferrocarril es sometido a una intensa reforma pero, terminada ésta, se descubre que las minas estaban agotadas. De esta manera, en el remoto año de 1942 el ferrocarril y las minas se abandonan definitivamente, siendo desmantalada toda su parte metálica (vías, puentes, cargaderos) al poco. 

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