Vía Verde del Mutiloa-Ormaiztegi
Descripción de la ruta
El origen del antiguo ferrocarril son los cotos mineros de Mutiloa y Zerain. La ruta campestre se completa y enriquece con la vista al Centro de Interpretación de la Minería, a los tres grandes hornos de calcinación y al interior de una galería minera en la Montaña del Hierro de Zerain.
La comarca del Goierri ofrece también al visitante el queso Idiazábal, los parques naturales de Aralar y Aizkorri-Aratz, pueblos de sabor rural y los conjuntos monumentales de Segura, Ordizia e Igartza (Beasain).
Por el Troi Bidea, hacia el inicio de la vía
La Vía Verde de Mutiloa-Ormaiztegi es estrictamente de montaña. Avanza adosada a la ladera montañosa, alejada y muy por encima de los núcleos urbanos a los que hace referencia. Sin embargo, tan agreste y elevado escenario tiene un inconveniente, o ventaja según se mire: en el caserío Barnaola o Barrenola, el inicio de la ruta, no hay un espacio acondicionado para estacionar vehículos. Existe un camino de acceso muy hermoso, pero de cierta exigencia física, que ni fue, ni reúne las llanas condiciones de un trazado férreo. Aun así es de lo más aconsejable. El empinado camino del Troi (Troiko bidea) sube desde la localidad de Mutiloa hasta el caserío de Barnaola junto al vivaz arroyo Troi (Erreka Troi), haciendo las delicias de los amantes a los senderos montañeros.
No obstante quien tenga necesidad de acceder hasta la ruta en vehículo tiene dos opciones. Desde el pueblo de Ormaiztegi sube una pista asfaltada (señalizada) al extremo final de la vía verde; y en el punto medio de la ruta, a la altura del caserío de Liernia, la vía verde y la carretera Mutiloa-Ormaiztegi se cruzan a nivel.
La carretera que viene de Ormaiztegi (GI 3572) desemboca en una travesía transversal al llegar al pequeño y apacible casco urbano de Mutiloa. La calzada izquierda se desdobla poco más allá en las carreteras a las localidades de Zerain y Segura. La opción derecha deja a un lado la sobresaliente iglesia y da paso a una pista asfaltada que sube por el valle del Troi hacia Barnaola. Pese a tener una señal de cortado en el inicio, la GI 4571 permite el acceso a las barriadas dispersas de Lenkaran y Ergoena, de la que forma parte el caserío de Barnaola.
Desde Mutiloa por el Troi Bidea. Al pie de la iglesia se extiende la plaza del pueblo donde se puede estacionar el vehículo. Luego, ya a pie o sobre ruedas, nos posicionamos ante la pista asfaltada que sube a Barnaola. El camino del Troi o subida hasta Barnaola tiene dos partes bien distintas. La primera mitad de la ascensión se realiza sobre la misma pista asfaltada que, sin apenas tráfico, sube decididamente entre laderas de verdes prados y dispersos caseríos. En los pastos menudean las ovejas latxas que abundan en las sierras de Aralar y Aizkorri. La raza autóctona de Euskadi da una leche de la que resultan ricos quesos, del Idiazábal. Precisamente nos encontramos dentro de la denominación de origen a la que da nombre el cercano pueblo de Idiazábal, donde se puede visitar el Centro de Interpretación y Degustación del Queso Idiazábal.
A mitad de la ascensión a Barnaola un sendero se desmarca de la carretera, a la izquierda, y nos invita a abandonar el cómodo asfalto. No hay pérdida. En el arranque del sendero hay antiguos molinos de piedra con los pies dentro del agua y un puente para cruzar la cristalina corriente. Además, un oportuno panel del Troi Bidea evita cualquier despiste. En la otra orilla una fuerte rampa hormigonada sube a mucha altura sobre el arroyo, del que obtendremos unas vertiginosas vistas tras las oportunas barandillas protectoras. Luego, de forma igualmente acusada, el firme hormigonado desciende a nivel del arroyo.
Superado el duro y corto tobogán viene la recompensa. Una vez emparejado con el arroyo, el camino del Troi nos regala uno de los tramos más hermosos de la jornada. Se aleja de la carretera y se adentra en el bosque: las densas copas cubren de penumbra los pasos. La humedad del río y la umbría empapan el ambiente y reverdecen musgos y helechos. La sonora corriente se derrama alegre y brillante valle abajo. El otoño llena de colores ocres el denso verde veraniego. El entorno reconforta los sentidos y atenúa la subida montañera en la que estamos inmersos.
Los primeros indicios de la actividad minera que diera origen al ferrocarril aparecen en la parte final del camino. En el seno del valle se suceden altos y gruesos muros de mampostería. Son los diques de las balsas de decantación, construidas para contener los lodos mineros en el Troi.
La dura ascensión y el camino del Troi concluyen en el caserío de Barnaola, donde llegaban los minerales de las compañías Mutiloa y Zerain Iron Ore para su posterior carga y transporte en tren. Y donde ahora parte la Vía Verde de Mutiloa - Ormaiztegi.
Las antiguas zonas de explotación y de tratamiento del coto minero de Mutiloa se extienden, sobre el caserío de Barnaola, en la empinada ladera del monte Aizpuru. Las huellas del pasado minero son evidentes en una ladera desnuda de arbolado, con la apariencia lunar que le dan las escombreras y desmontes. La zona más importante de extracción fue Peatza, a ambos lados de la carretera que une Zerain con Legazpi. En la zona de tratamiento, más abajo, junto al caserío de Monastegizar, se encuentran los restos de la vertedera, el depósito de agua, el depósito de minerales y el lavadero. En las inmediaciones del caserío Barnaola estaba la sede social de la compañía, y todavía se ven los restos de un antiguo cargadero de mineral y de una gran tolva de descarga. Hacía ese conjunto, paraíso para entusiastas de la minería, trepa el camino que parte del costado izquierdo del caserío de Barnaola. Una indicación a Monastegizar Peatza orienta al curioso.
Caserío de Barnaola
La Vía Verde de Mutiloa - Ormaiztegi (Mutiloako bide berdea) arranca en Barnaola. Hacia la derecha una pista llana y asfaltada se prolonga desde el caserío hacia la carretera vecinal que viene de Mutiloa. Sobre lo que fuera la antigua plataforma del ferrocarril minero de Mutiloa (Mutiloako Meatze Trenbidea) llegaremos a una barrera, que cerraremos a nuestro paso, y el cruce de la carretera. Tras el cruce la vía verde se prolonga con un firme de tierra compactada que deja a un lado la ruinosa cochera del ferrocarril (Makinetxe) y, un poco más adelante, un paso superior en igual estado.
El primer tramo de la ruta transcurre aterrazado sobre la ladera soleada o sur de monte Izturi, ofreciendo magníficas panorámicas con vistas al valle del Troi y Mutiloa. El paseo transcurre al completo bajo una frondosa cubierta arbórea. En esta zona el pinar es mayoría, pero también se cuelan robles, falsas acacias y otras frondosas que colorean de ocre el otoño.
El ruinoso paso superior de Potxueta se sustentaba en una pequeña pero alta trinchera. En la ladera norte la vista se explaya por un valle más amplio cubierto de prados, por cuyo seno se dibuja la carretera a Zumárraga y corre el arroyo Estanda. La vía verde cambia de tendencia. Ahora en ligero descenso continúa envuelta de una cubierta arbolada.
Collado de Liernia
En el paso natural del collado de Liernia (km 2,5) la vía verde cruza a nivel la carretera de Mutiloa-Ormaiztegi (GI 3572). El collado se abre y ofrece magníficas vistas tanto al valle del arroyo Burdas y Ormaiztegi (a la izquierda), como al valle del Troi y más allá. Sobre Mutiloa, a la derecha, se dibuja la silueta de la impresionante barrera montañosa de la sierra de Aizkorri y el pico que le da nombre. La segunda altura del techo de Gipuzkoa es apenas 16 metros más baja que el Aketegi (1.544 m). A la vista queda por qué ésta comarca, la del Goierri, que posee las cumbres más altas de Euskadi es considerada como la de las tierras altas de Gipuzkoa. Además, tiene dos espacios de excepción: los parques naturales de Aizkorri-Aratz y de Aralar.
El collado de Liernia también es un punto estratégico desde el punto de vista del avituallamiento. Tras el cruce aparece el acceso directo al área de descanso y la barriada de Liernia, compuesta por un restaurante, una casa rural, una ermita y varios caseríos.
A pocos metros del cruce está el puente de Liernia (Lierniako Zubia), donde sendos raíles permanecen a propósito en este punto a modo testimonial recordando la naturaleza y origen ferroviario de este itinerario.
Tras el puente, la vía verde prosigue en leve descenso por la cara oeste del monte Mugata-La Española. Durante las guerras Carlistas y la Guerra Civil en el monte La Española se construyó un sistema defensivo que, por su estratégica situación, controlaba los valles adyacentes. En este monte, al lado del caserío Zelaundieta, tuvo lugar una de las grandes victorias del general carlista Tomás Zumalacárregui, en la que inmovilizó a las tropas de Carratalá, Espartero, Lorenzo y Jauregi.
Lejos de escenarios dramáticos, el monte La Española regala uno de los tramos más hermosos. La plataforma del ferrocarril, acoplada a la empinada ladera, avanza retorciéndose al compás de la orografía montañosa. Un denso pinar envuelve el curvado trazado férreo y coarta toda vista. Más adelante el espesor del pinar se redobla con frondosas de ocres tonalidades otoñales. Al cerrado pinar de ladera se unen robles, castaños, abedules y acebos.
Poco más adelante las vistas se abren al amplio valle del Estanda, y a los dos viaductos ferroviarios de Ormaiztegi. Un apunte sobre estas magníficas obras de ingeniería: El antiguo viaducto metálico (1864) fue construido por Alexander Lavalley, predecesor de Gustave Eiffel. Este ingeniero supo hacer un puente amplio, cómodo, ligero y muy seguro con su magistral utilización del hierro, un material de construcción entonces novedoso que resultó ser revolucionario por las posibilidades que ofrecía. El valor estratégico del viaducto es enorme, siendo los conflictos bélicos su principal enemigo. Durante la Guerra Civil española, los obreros de Altos Hornos de Bergara cortaron el puente con sopletes para evitar el avance de las tropas Nacionales. Los franquistas llegaron al día siguiente y los fusilaron contra la pared del cementerio que se halla junto al puente. Para su reconstrucción se reforzó en 1941 con los pilares de hormigón que configuran su aspecto actual. Tras 131 años de continuo uso, cuando el tráfico ferroviario centuplicó al que se preveía en su construcción, se construyó en 1995 otro nuevo de hormigón.
Hacia Ormaiztegi
Finalmente la vía verde se divide en dos cortos ramales. El derecho, con los raíles aún, acaba ante un desmonte. El izquierdo finaliza ante la pista asfaltada que sube de Ormaiztegi. En este lugar los ferrocarriles de las compañías mineras se separaban, dejando entre medias una vía muerta: la Cerain Iron Ore por la derecha y la Mutiloa por la izquierda. Cada compañía se dirigía hacia sus instalaciones ladera abajo. El viaje concluía volcando la mercancía hacia sus respectivas zonas de tratamiento y exportación en la ladera de Damborre y Lointzi, donde se sucedían planos inclinados, almacenes, hornos de calcinación, cables aéreos y vías; un conjunto industrial cuya recuperación está previsto que sea acometida más adelante. El proceso minero concluía con el trasvase del mineral al ferrocarril del Norte en la estación de Ormaiztegi, para su posterior traslado a la bahía de Pasajes/Pasaia, donde sería embarcado rumbo a Inglaterra.
Aunque fuera de la jurisdicción de nuestro modesto tren minero, no estaría de más dejarse caer por la pista asfaltada hacia Ormaiztegi y posicionarse bajo los dos viaductos ferroviarios que cruzan el valle del Estanda. El antiguo viaducto metálico del Ferrocarril del Norte impacta por sus dimensiones, técnica e historia. Sin menospreciar al nuevo de hormigón, una obra también colosal. Ambos forman una pareja difícil de igualar.
La caminata acaba aquí, pero para ser justos esta ruta debiera completarse con la visita al complejo minero de Aizpea, en el municipio de Zerain. La explotación minera de la Montaña del Hierro en Zerain viene de lejos. Si bien fue su explotación industrial a principio del siglo XX es la que nos ha legado el conjunto de edificaciones y estructuras que hoy podemos contemplar. En el barrio de Aizpea, a tres kilómetros de Zerain, se encuentra la casa de los ingleses o de los ingenieros, construida en 1900 para albergar al ingeniero y el contable de las canteras, la masera donde se almacenaba el mineral crudo, la carbonera, tres grandes hornos de calcinación utilizados para depurar el hierro y las propias galerías mineras. También conservan restos de los dos ferrocarriles que trasladaban el mineral a los hornos, y los dos cables aéreos que transportaban el hierro hasta el caserío Barnaola (Mutiloa) y la estación de ferrocarril de Ormaztegi.
La Montaña del Hierro ha sido declarada Conjunto Monumental y en la actualidad el espacio está siendo objeto de estudio. Para dar a conocer la cultura del hierro se ha creado el centro de Interpretación Minera Aizpitta, en la conocida como la casa de los ingleses: la primera planta acoge el audiovisual sobre la historia de las canteras y la vida de los vecinos. En la planta baja se explica el contexto histórico y se ofrecen datos concretos sobre la vida de los vecinos. Por ejemplo, se puede conocer el número de trabajadores o el salario que ganaban, mediante paneles y pantallas táctiles. La jornada se completa con la vista a los tres grandes hornos de Calcinación y la inmersión en la galería minera Polborina.
Y si te ha gustado la Vía Verde, no te pierdas el resto de recursos que ofrece la comarca del Goierri. En este mapa completo >> encontrarás información general sobre el Parque Minero del Goierri, de sus 2 cotos mineros y de las 4 rutas que pueden realizarse, a pie o en bici y que conectan las diferentes áreas mineras: La vía verde Mutiloa - Ormaiztegi y otros 3 senderos para conocer esta zona tan especial. 15 km llenos de paisajes, cultura y pasado minero por las altas tierras de la provincia de Gipuzkoa.