Cookie Consent by Free Privacy Policy Generator Camino Natural Vía Verde de la Val de Zafán

Camino Natural Vía Verde de la Val de Zafán

Historia del Ferrocarril

El ferrocarril de La Puebla de Híjar a Tortosa es un proyecto ferroviario que empezó a ver la luz en el último tercio del siglo XIX. Las obras de este ferrocarril, que en un primer momento se propuso como primer objetivo llegar sólo hasta la localidad de Alcañiz, se iniciaron en 1882.  En 1887 las vías completaron el fácil tramo desde La Puebla de Híjar hasta Alcañiz, donde se instalaron los talleres generales y el depósito de locomotoras. Pero ya desde ese mismo instante el deseo de emular al Ebro, y llevar los raíles hasta su desembocadura junto a Sant Carles de la Rápita, y enlazar en Tortosa con la línea costera de Norte, hicieron que la compañía cambiara de denominación, tomando una más acorde con sus objetivos: “Compañía de los Ferrocarriles de Zaragoza al Mediterráneo”.

Pero los hechos se impusieron a los deseos, y los resultados de la compañía, malos por supuesto, hicieron que ésta, en 1899, abandonara el negocio ferroviario. La empresa pública “Explotación de Ferrocarriles por Estado” asumió esta lánguida línea, y tomó como propios aquellos objetivos de llegar al mar. Las obras se reanudan con brío, especialmente en la Dictadura de Primo de Rivera. La nefanda Guerra Civil, paradójicamente, da el espaldarazo final a la obra ya casi concluida en la II República, ya que su trazado se reveló como crucial herramienta logística para los sublevados durante la Batalla del Ebro. Sus trincheras y terraplenes, regadas con sangre de los dos bandos, vieron tender los carriles en clave de urgencia. Tras la contienda, legiones de presos republicanos asentaron aquella obra provisional, inaugurándose en octubre de 1939 el tramo Alcañiz-Bot y, poco después, en septiembre de 1941, el resto del trazado hasta Tortosa. Fruto de aquella precipitación es la existencia de estaciones provisionales, de las cuales aún se conserva la de La Torre del Compte. Las vías nunca llegaron al término previsto en el Mediterráneo en Sant Carles (a pesar de que estaba construida la explanación). Los resultados del ferrocarril nunca fueron brillantes: una dura explotación, con un perfil muy quebrado sobre terrenos escarpados e inestables, con estaciones en ubicaciones remotas de las poblaciones, fueron minando los balances de un ferrocarril cuya existencia era cuestionada ejercicio tras ejercicio. En 1971, el hundimiento de un túnel fue la providencial excusa para que, tras dos años con transbordos en autobús, se suprimiera definitivamente la explotación de toda la línea, desmantelándose las vías 25 años más tarde.

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