Camino Natural Vía Verde Vegas del Guadiana
Historia del Ferrocarril
La comarca de las Vegas del Guadiana cuenta con ferrocarriles desde el remoto 1865, año en el que llegaron a estas tierras los raíles procedentes de Madrid y Ciudad Real camino de Badajoz. Durante décadas sólo circularon por esta zona los trenes de la empresa MZA, pero, a poco más de 50 km de la estación de Villanueva de la Serena hubo algo que atrajo el interés de los empresarios ferroviarios: las minas de fosfatos de Logrosán, puestas en explotación a partir de 1917. Este mineral, concretamente el fosfato tricálcico, se reveló como un auténtico milagro para la agricultura, y la mina “La Costanaza” – hoy visitable y muy recomendable- fue todo un hito a escala nacional: de sus galerías se extrajo, hasta su cierre en 1946, el 50% del total de la producción española de estos fertilizantes. Por ello se estimó muy interesante el conectar estos pozos al resto de la red ferroviaria.
En esta misma década se alumbró el Plan Guadalhorce, que quería cubrir vastas extensiones del territorio nacional carentes de ferrocarril y, al tiempo, mallar una red de fuerte tendencia radial. De esta manera, los raíles no acabarían en Logrosán, sino que continuarían hacia el norte, atravesando la comarca cacereña de Las Villuercas y, a continuación, surcarían la comarca toledana de La Jara hasta empalmar, en Talavera de la Reina, con el ferrocarril Madrid-Cáceres- Portugal.
Las obras empezaron con vigor en este primer tramo a Logrosán: era el más rentable y el más fácil de construir. A finales de la década de 1950 la vía ya estaba terminada y sobre ella empezaron a circular trenes que acarreaban materiales para el siguiente tramo en obras y algún tráfico agrícola. Pero, paradójicamente, la vía no llegó a entrar en servicio comercial. El informe del Banco Mundial del año 1963, aquel que condenó a muerte tantos ferrocarriles por entonces en obras, señaló también el trágico destino de esta vía. Su sentencia no sólo implicó el abandono de otros tramos más tiernos, sino que arrastró en su caída a este primer tramo que tan cerca estuvo de entrar en servicio. Ya en los 90 sus railes fueron levantados para otros usos y finalmente acabó convertido en la primera vía verde extremeña.