Vía Verde de Torrevieja
Historia del Ferrocarril
Si hay un emblema de Torrevieja son sus salinas. Esta histórica fuente de abundancia para la comarca no quedaba lejos de un proyecto ferroviario concedido a una empresa de “exótica” denominación: la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces. Esta empresa asumió en 1882 la concesión para la construcción de un ferrocarril que uniera las ciudades de Alicante y Murcia, proyecto que nunca llegó a controlar. La compañía inauguró en el verano de 1884 esta línea, que discurría en paralelo a la costa pero de la cual se iba alejando progresivamente tierra adentro en pos de la capital murciana.
A unos 25 km de la estación de Albatera se situaban las ricas salinas de Torrevieja, destino que se tornó de interés para este ferrocarril que, para alcanzarlo, se vio forzado a construir un ramal, puesto en servicio al mismo tiempo que la línea principal. Tal era la vocación salinera de esta línea que nunca llegó conectar con el puerto, siendo sólo concebida para el acarreo de sal y otros productos agrícolas tierra adentro. Su rectilíneo trazado parecía esquivar los pueblos, salvo su término salinero en Torrevieja.
A partir de los años sesenta del pasado siglo, esta pequeña línea se vio tocada de muerte. En enero de 1970 la línea dejó de transportar viajeros y se dedicó en exclusividad al transporte de sal. Mantuvo un tráfico irregular hasta que, en octubre de 1986, una de las habituales crecidas del Segura destrozó parte de las vías. Con esto la línea fue oficialmente cerrada en 1988. Sus raíles sobrevivieron algunos años más, hasta que la construcción de la autopista AP 7 enterró sus restos, sobreviviendo sólo los que hoy dan asiento a la vía verde y algunos kilómetros más al interior hasta Rojales.